Los cazadores del precio perdido
Una iniciativa global de MF<i>Transparency</i> quiere derribar las prácticas poco transparentes de la industria para contribuir a la competitividad. Los consumidores, agradecidos.
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Los cazadores del precio perdido
¿Es amigo de las pruebas de inteligencia? Entonces tómese unos minutos, razone y trate de determinar cuál de los siguientes préstamos tiene el precio más bajo.
¿Y bien? ¿El crédito más barato es el número 3? Frío, frío. A pesar del cálculo de interés decreciente, de la comisión 0%, del interés devengado sobre el ahorro y del costo total más bajo, usted, querido amigo, optó por la alternativa más cara. Pero no se sienta mal. Al menos tenga el consuelo de que esa es la respuesta que toma el 50% de las personas que realiza el test.
Chuck Waterfield, presidente de MicroFinance Transparency (MF Transparency), suele presentar el test lde la tasa de interés en los talleres para profesionales de la industria que dicta en América Latina, Asia y África. Las estadísticas que lleva son elocuentes: solo el 22% de los encuestados acierta.
Como en la banca tradicional
Imagine si un asesor de negocios, que tiene mayores niveles de educación formal y capacitación y que trabaja a tiempo completo en el tema, no puede dar con la respuesta correcta, ¿qué le queda a un pobre tomador de microcrédito que desconoce el significado de términos como costo financiero total, tasa efectiva anual o cálculo de interés sobre saldos?
Esa misma pregunta fue la que llevó a Waterfield a crear, en 2008, una ONG para promover la transparencia de precios en el sector de los microcréditos. MFTransparency comenzó sus operaciones con proyectos pilotos en Perú, Bosnia y Camboya financiados por CGAP, el grupo consultivo del Banco Mundial que ayuda a los más pobres. Eso le permitió desarrollar y testear una metodología que hoy está reproduciendo a escala global.
Con el apoyo de la Fundación Ford, MF Transparency presentó en 2010 su iniciativa en Bolivia, Ecuador, Colombia y Argentina. Y antes de que termine el año lanzará una nueva recopilación de datos en Perú. Para el bienio 2011-12, MF Transparency espera extenderla a Brasil, México, El Salvador, Guatemala y Paraguay.
El proyecto busca aplicar en las microfinanzas los mismos principios de transparencia de precios que regulan los préstamos comerciales en muchos países. Utiliza estándares como las fórmulas APR (Tasa de Interés Anual, por su siglas en inglés), introducida en Estados Unidos hace más de 40 años por la Ley de Veracidad en el Préstamo (Truth-in-Lending Act, su nombre en inglés), o EIR (Tasa Efectiva Anual), que ayuda a los consumidores a tomar decisiones mejor fundamentadas cuando deben escoger entre préstamos que, a simple vista, son comparables pero que tienen costos diametralmente opuestos.
Hoy, los microcréditos sufren de la misma disparidad que existía antes de promulgarse la Ley de Veracidad en el Préstamo. “Una tasa de interés cotizada al 3% mensual podría arrojar un APR de entre 36% y 96%, o más”, dice Waterfield.
La transparencia, asunto central
Hasta el momento, la industria microfinanciera global nunca había medido o reportado con exactitud el verdadero precio de sus productos crediticios. “Hemos creado un ambiente confuso en donde nadie sabe exactamente la tasa real de los productos de microcrédito”, dice Waterfield.
Dos son las razones por las que se ha vuelto una práctica generalizada no tener transparencia en los precios de los microcréditos. En primer lugar, no existe una tasa única de interés para un mismo tipo de microcrédito. “Para que sea sostenible, un préstamo de US$ 100 debe tener una tasa de interés mucho más alta que un préstamo de US$ 1.000”, dice Waterfield.
Ante la dificultad que supone justificar la necesidad de cobrar tasas superiores a la de los préstamos comerciales o cargar mayores costos a los clientes más pobres, la salida más fácil ha sido recurrir a precios poco transparentes, donde el precio cotizado parece consideradamente más bajo que el precio real.
La segunda razón es que, una vez que la industria comenzó a utilizar precios confusos para los productos, se volvió muy difícil para cualquier institución microfinanciera (IMF) convertirlos en precios transparentes. Es lo que Waterfield define como espiral descendente. Cuando los precios están lejos de ser claros, los consumidores se sobre-endeudan y se obstaculiza la competencia. La imagen pública de la industria se ve afectada, lo que muchas veces insta a los gobiernos a intervenir. “La gran mayoría de las IMF utiliza precios poco transparentes aún cuando muchas preferirían hacer lo contrario”, dice.
Para Sandra Naula, gerente general de la Cooperativa de Ahorro y Credito Fondvida, una de las participantes del proyecto en Ecuador, el nivel de sobre-endeudamiento del sistema es un indicador de “que la gente no tiene información clara de los créditos que toma y de su real capacidad de repago”.
Las imperfecciones de mercado no sólo dan lugar a malas decisiones de los consumidores y otros jugadores como proveedores, gobierno, prensa y financiadores. Además, ofrecen el potencial de obtener grandes ingresos a quienes prestan a los pobres.
Autorregulación + regulación
Waterfield sostiene que para que la transparencia de precios sea una práctica generalizada es necesaria la asistencia de los reguladores. “Nuestra iniciativa es voluntaria, no es de cumplimiento universal”, dice. “No podemos ir tan lejos sin su ayuda”.
A su juicio, estos deberían prestar atención a algunas experiencias interesantes. Una de ellas es la del gobierno de Camboya que en 2001 prohibió el uso de tasas flat. El costo financiero total de un crédito que utiliza esta metodología puede ser el doble de aquellos que calculan el interés sobre el saldo restante aún cuando ambos se presenten con tasas mensuales similares. “Quisiéramos ver que las tasas flat sean declaradas ilegales en todo el mundo”, dice Alexandra Fiorillo, VP de MF Transparency.
Otra es la de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP de Perú, que publica mensualmente en su sitio web las tasas que cobran todos los operadores bajo su supervisión. Otras recomendaciones incluyen exigir a las IMF la utilización de un formato estándar de cronogramas de pagos (Bosnia), la publicación semanal de las tasas en los periódicos (Bolivia) o la inclusión de los depósitos de ahorro en el cálculo del precio real (Ecuador).
Pero la adopción de iniciativa podría tener algunas implicancias negativas. Para Pablo Caride, director ejecutivo de Fundación Andares, el socio que MFTransparency eligió en Argentina para desarrollar su modelo, el riesgo es que el regulador considere que los precios que está cobrando el sistema sean usurarios y decida intervenir fijando un techo a las tasas. Esto podría dejar a algunos operadores fuera de mercado.
Con todo, para Waterfield la transparencia de precios es clave para desarrollar mercados más competitivos, sanos y eficientes y ayudar a los consumidores a tomar mejores decisiones. Precisamente este el máximo desafío que tendrá la industria por delante en los próximo años.
Ah, ¿le intriga el resultado del quiz? La respuesta ganadora es la 1, con un APR de 43%. La opción 3 tiene un costo anual de 54% y la 2 del 57%.
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